sábado, 3 de marzo de 2007

Rise of the Giant

El otro día quedamos los chicos del grupetto español a tomar unas cervezuelas antes de salir por la siempre sorprendente noche shanghainesa, y tuvimos una animada conversación sobre nuestras impresiones de China.

Invariablemente en este tipo de tertulias, alguien pone encima de la mesa la cuestión del ascenso chino y sus repercusiones en el mundo, y con ello, los efectos en países como España. Nosotros que estamos en primera línea lo teníamos bastante claro: el ascenso es imparable y no tiene vuelta atrás, y la probable posición de Europa en un mundo liderado por 2 superpotencias (EE.UU y China) con sus correspondientes zonas de influencia es bastante endeble desde cualquier perspectiva, y a estas alturas, visto lo visto, tiene difícil solución.


Si este ascenso representa o no una amenaza es aún una incógnita, y en todo caso depende también de lo que entendamos por amenaza. Alguien dijo algo bastante sorprendente: basicamente, China ha sido un país a lo largo de su historia bastane pasivo respecto a su interacción con el resto de pueblos y naciones...

China, en idioma mandarín, se dice Zhong Guó que significa literalmente Nación del Centro, o centro del mundo. Los chinos han visto como los japoneses llegaban y se llevaban su escritura, y como Marco Polo pasaba por allí y se volvía con la idea de lo que ahora es la pizza (no es coña), de manera que los chinos viven ahora su ascenso con un cierto punto de inevitabilidad en el sentido de “es lo normal, al fin y al cabo somos el centro del mundo”. Es decir, las cosas para ellos no están sino volviendo muchos años después a su cauce “natural”. Esta relativa pasividad histórica puede dejar intuir a los optimistas que China no será una potencia en exceso agresiva con el resto del mundo. Pero en realidad no hay un precedente y no se puede saber.

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